Para enfatizar esta idea se optó por utilizar el escaparate como un reclamo directo hacia la calle, situando las creperas en frente de los viandantes. De esta forma puede verse cómo se elaboran los crêpes y establecer un contacto visual directo. ‍ En el interior del local se han intentado generar unos espacios que se separan de su contenedor (el local preexistente), a modo de elementos exentos y autosuficientes. La barra es la pieza principal, como si se tratase de un Kiosco en el interior de un espacio cubierto. El resto de piezas que hay en el local son como una extensión del mobiliario urbano, reforzando la idea de que la consumición se realiza tanto en el interior como en el exterior.

A nivel de diseño se ha optado por la sencillez geométrica, tonos claros y una paleta de materiales reducida para evitar cargar en exceso un espacio reducido. La percepción final del cliente es un local con pocos elementos, donde el producto a vender es el único protagonista. Un mensaje claro y directo hacia los viandantes.